Desde la cuna del café nos llega este Djimmah un origen de los que más nos gustan.
Es un café de variedades autóctonas de Etiopia, casi salvajes en muchos casos, cultivadas sobre los 1800 msnm. Su origen y un procesado natural le confieren una fragancia cítrica con notas de naranja y chocolate, manteniendo una ligera acidez que nos potenciará su final dulce.

No es de extrañar que Heleanna Georgalis, productora al frente de la compañía en la que se limpia y clasifica este café, siga su línea de conservación de las variedades autóctonas, es un verdadero placer poder contar con una materia prima que tiene tanta historia como el mismísimo origen del café.